Igual la corona de los soretes me la gané
después. Recapitulo: departamento de Gallo, gente triste, el dormitorio de mis
viejos, ellos, Esteban, yo y mi papá escupiendo que Nico se murió. Nos
abrazamos los 4 y lloramos. Fue la única y última vez que nos abrazamos los 4.
No terminaba de entender, me sentía engañado. Creo que pregunté que cómo podía
ser, que si el milagro que me había dicho mamá y del que yo me aferraba para
seguir siendo feliz no había pasado, y alguno me dijo que eso siempre fue
imposible. El desengaño me duró poco porque para distraerme algún primo o no sé
quién había traído un juego nuevo de computadora y ahí estaba la cagada de ser
humano de Mario feliz de la vida por el juego nuevo, divirtiéndome, jugando en la compu con Nico recién muerto y
ahí sí, me dieron la corona y el cetro.
El lado oscuro de la cuna
domingo, 18 de abril de 2021
“El rey de los hijos de puta” o “Lo que no me perdono, como lo recuerdo”
sábado, 27 de febrero de 2021
Me dejo llevar
Lo que creo saber de vos es que soy yo, en vos. Me ha pasado: me entrego a una idea especular, una proyección sobre un lienzillo, per vía di levare voy sumando, pincelada tras pinceladas, con un entusiasmo alquímico, lo que quiero creer de vos lo creo, me dejo llevar. Me miento y lo encuentro excepcional. No hay nada excepcional en el onanismo. Es la forma más vulgar del autoerotismo, pero le pongo la idea de magia y me dejo llevar.
Sin embargo, algo está vez algo es distinto. ¿Cómo puedo ser yo en vos, cuando todo se siente novel e impoluto? No me sé tan bárbaro, tan polisémico, yo no tengo magia. No sé jugar como vos -o acaso estoy aprendiendo- tan comprometido con el juego. No creo haber sentido antes el deseo infantil de ser adulto jugando con otro a ser un niño. Yo, cuando juego, soy el niño, más directo.
Quizás me proyecte desde la falta, aunque de la nada, nada se cree. Lo cierto es que no entiendo, pero me dejo llevar. Y mirá, está correntoso, pero me dejo llevar; la vorágine de subir, bajar. Me golpeo con las rocas y el calor de la herida, y el mareo del movimiento confundiendo al oído, o el oído al cerebro y el alma al cerebro y de nuevo a la calma.
No existís y me encanta que existas. Y me da miedo. Esa asíntota que no llega a la équis, el ideal y la cosa. Claro que me da miedo, sé que es mentira, o bueno, no sé... ¿es la negación de la magia un mecanismo de defensa, o es el hiperrealismo anteponiéndose a la fantasía por concreto?
Existís y me encanta que no existas, porque juego libre y comprometido, con el erotismo que subyace a las guitarras y a la vista al río, como aprendí de vos, que no existís.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Poetas modernos
Si escribo un poema de formato anárquico,
Si uso conceptos generalizados.
si no rimo ni cuento y no tengo melodía
Si mezclara los tiempos verbales y para pior de los males justifico el yerro
Si mezclo el lenguaje academicista con palabras de lleca y jerga de rrioba
ES como pintar una carita y escribir -AMAR GARPA"
No me imagino a Broges escribiendo El poema de los Dones relegando su sentido a la interpretación del lector
BUSCANDO impacto en las mayúsculas o en la mala puntuación
como si uno fuese Emily Dickinson, sin ser Emily Dickinson
Entonces el poeta no se compromete con su obra
No tiene nada que decir
Pescás con mediomundo, y así agarrás los pececitos más cualunque del mar.
lunes, 10 de agosto de 2020
No soy un artista
No soy un artista. Quiero ser un artista, me encantaría ser un artista, pero no lo soy. Tuve la dicha de conocer más de un artista, y por eso estoy tan seguro que no pertenezco a esa selecta casta de poseedores del don, a quienes la expresión artística los persigue a donde vayan, a donde estén, en donde piensan y en donde sienten.
Es así, al artista el arte lo persigue, es un destino inevitable. Si se enferma, si se ríe, si llora o se enamora, incluso si se muere, o mejor aún, sobre todo si se muere. El arte lo rodea y si no encuentra su lugar, lo sofoca y lo mata, para que en ese acto fatal, para que en el velorio, en el entierro o en el crematorio, haya un último acto artístico y todos lloremos, o nos riamos de los nervios, y haya uno disfrazado de algo raro, con un libro en la mano, leyendo en latín.
En cambio a mí, como nada me rodea, persigo al arte por lo cual no puedo no ser otra cosa que uno más de los tantos que no fueron llamados a crear, sino a transitar y no mucho más.
Al menos en la muerte, será un atardecer prístino, con la falsa paz de los espectros al acecho, sobre un campo agujereado, con los restos horizontales, habrá un tipo disfrazado de algo, con un libro en la mano, vociferando una lengua extraña, estando quienes me quisieron y quienes desde ese momento me empezarán a querer, y cada vez más, porque en ese, mi único acto artístico, la hipocresía será el souvenir de algunos y la angustia el de otros.
viernes, 2 de febrero de 2018
Una esfera un poco ovalada
martes, 6 de mayo de 2014
El libro y el sentido
lunes, 3 de septiembre de 2012
Sueños
Si los sueños son de Borges,
de Coleridge, Freud o míos,
o en la arcada de ese numen
la materia es como el río,
¿Será que no soñamos
más que lo que nos es dado?
¿Son los sueños de otros dioses
estos sueños programados?
Hubo noches y hubo días
que el dormir no fue un sorteo
y es entonces que el deseo
ya no es tal si se devela.
Generoso y execrable
se irá configurando un sueño
en el cual yo soy el dueño
de aquello que fue robado.
Y es un premio y un castigo,
tener lo que se ha perdido,
lo que me ha sido quitado.
¡Qué espejismo tan malvado
es soñar, que me permite
encontrar un muerto amado
y en vigilia estar tan solo!
lunes, 28 de febrero de 2011
El sobretodo negro
martes, 2 de noviembre de 2010
Sangre
lunes, 23 de agosto de 2010
Origen
martes, 17 de agosto de 2010
Misa de réquiem
Fragmento
Día
Encontrarse es entonces tomar ventaja de lo dado casualmente, eludir criteriosamente las diferencias, escuchar, compartir, opinar, aprender, y, dialécticamente, resultan la estima, el agradecimiento y el respeto. Por esto último es necesario también el esperar algo del otro, no como motor motivante de la acción sino como parte del contrato de este encuentro. En cuanto podemos esperar algo del otro sabemos que este valora nuestro hacer, lo respeta y pretende devolver tal gratificación. No hallo gesto más noble.