Hay innumerables modos de maquillar la idiotez. En donde se confunden la ignorancia y la sapiencia, el justo, reconciliador, lo nombra sofistería, retórica, pleonasmo, y, en el peor de los casos, arte. Los admiradores se inquietan ante el palabrerío e impacientan hasta lograr, conmovidos, que sea esto llamado teoría.
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